Momentos e Intervalos:
Problemas filosóficos en lógica temporal[i]
Raymundo Morado
La lógica clásica se ocupa de ciertas cosas llamadas
proposiciones. Las proposiciones poseen
la característica de ser verdaderas o falsas.
Suponiendo que existen estas entidades, queda el problema de ¿cuándo son
verdaderas? Es común esperar una
respuesta como “en el instante x”.[ii] En la sección I presentaré un ejemplo de las consecuencias
que tales semánticas instantáneas pueden tener en lógica temporal y revisaré
algunos de los problemas que han conducido al uso de intervalos y no instantes
como los índices para evaluar las proposiciones. Desgraciadamente el uso de intervalos sufre
también de serios problemas como mostraré en la sección II. Por ello en la sección III consideraré las
posibilidades de combinar ambos enfoques.
Dado el carácter todavía tentativo de las semánticas de intervalos, me
concentro en consideraciones metateóricas y dejo de lado casi todos los puntos
técnicos de los sistemas particulares que se han propuesto hasta ahora.
I
En 1978, M. Bennett presentó un argumento hasta entonces
inédito en el cual Kaplan argumentaba contra concentrar nuestra atención en las
proferencias cuando desarrollamos una lógica de los indexicales o deícticos:
Deseamos ser capaces de evaluar un
argumento arbitrario consistente de varias premisas y una conclusión. Diremos que un argumento es válido si para
cada interpretación y contexto de tal interpretación, si todas las premisas son
verdaderas con respecto al contexto, entonces la conclusión es verdadera con
respecto al contexto. Pero no tiene
sentido considerar a las premisas y a la conclusión como proferencias porque el
hablante no podría crearlas a todas al momento del contexto.[iii]
Un supuesto implícito aquí parece ser
que para el tratamiento de contextos temporales en una Pragmática[iv],
tenemos que cuantificar sobre momentos (es decir, instantes). El contexto en el cual las premisas son
proferidas se considera un contexto instantáneo para cada una de ellas,
diferente de aquél en que proferimos la conclusión. Parecería natural tomar a cada contexto como
instantáneo (si no es instantáneo, la dificultad de Kaplan pierde fuerza); en
palabras de Montague, un punto de referencia podría ser escogido
naturalmente como un par ordenado compuesto de una persona y un momento en el
tiempo.[v] Así pues, para reproducir las propiedades
estructurales del tiempo, cada momento de proferencia se tiende a representar
con un número real.[vi]
Ahora bien, esta posición es
controvertible. Incluso si concediéramos
que tenemos intuiciones de que hay momentos pasados y futuros,[vii]
estas intuiciones son de un carácter dudoso.
Tal vez podamos aceptar la existencia de momentos antiguos o
futuros como una manera de hablar, idealizaciones cuya función es simplemente
funcionar como coordenadas y no conllevan ningún compromiso ontológico
serio. El tiempo no se compone de
instantes, esto es, los instantes no son tiempo sino las coordenadas para
medirlo; son indicadores de posiciones en el tiempo, no tiempo en esas
posiciones. Piénsese por analogía en los
meridianos y paralelos que son límites de lugares y no lugares ellos
mismos. Este enfoque es apoyado por
intuiciones en el sentido de que los instantes no son loci donde todo
ocurre. Por ejemplo, “el libro rojo
sobre mi escritorio... no podría volverse verde de manera temporal y sin
duración a las doce en punto, permaneciendo rojo en todo tiempo previo y
posterior”[viii].
Ontologicamente podemos optar por
teorías en las que se mantenga neutralidad sobre la naturaleza última de los
momentos o intervalos de tiempo, es decir, sobre si tales entidades son
realmente individuos independientemente existentes o sólo contrucciones a
partir de los diferentes eventos que ocurren de hecho. A lo que corresponden los operadores de Pasado,
Presente y Futuro es a nuestra habilidad para referirnos a lo
que fue el caso, lo que ahora es el caso y lo que será el caso; y a hacerlo,
incluso, sin tener que construír primero conceptos referenciales para momentos
o intervalos de tiempo.[ix]
Pero aún no hemos resuelto la cuestión
de si podemos decir que las cosas suceden en ciertos instantes. ¿Hay tal cosa como “el momento de la
proferencia”? Humberstone ha sostenido
que
Desde un punto de vista aristotélico, la
concepción del tiempo como compuesto de momentos indivisibles amontonados
involucra la postulación ilegítima de un estado final para un proceso
inacabable (de subdivisión de intervalos).[x]
La noción misma de “el momento del
juicio” ha sido atacada. Por ejemplo,
Geach[xi]
enfatiza la diferencia entre habla y pensamiento. La proferencia verbal (PV) de un juicio se
distingue facilmente de la proferencia mental (PM), es decir, la
correspondiente verbalización silenciosa.
Cualquiera de ellas puede existir sin la otra (aunque PV sin PM no sea
recomendable). También podemos
distinguirlas de los procesos cerebrales (PC) involucrados en su producción,
incluso si aquellas no son nunca producidas de hecho sin éstos. Ahora bien, ninguna de estas cosas es, de
acuerdo con Geach, un juicio. Cualquier
PV, PM o PC requiere tiempo para su producción, hay una duración temporal para
cada uno de ellos. Sin embargo, un
juicio es una unidad no sucesiva, así es que su relación con el tiempo es muy
tenue.[xii]
Para Geach, aunque los juicios son actos
que ejecutamos, nunca podemos decir cuándo ocurre un juicio. Supongamos que digo sinceramente que “Hoy es
miércoles”. Restrinjamos el posible
tiempo del juicio diciendo que cuando termino mi PV paso a pensar en otros
asuntos y también que no tuve una PM correspondiente antes de empezar mi
PV. Estas dos condiciones son
suficientes, según Geach, para garantizar que si mi juicio puede ser ubicado en
el tiempo debe serlo dentro de los limites temporales de mi PV.[xiii]
La estrategia de Geach es decir ahora
que no hay modo plausible de localizar el tiempo del juicio dentro del lapso de
la PV. Las posibilidades que explora son
las siguientes:
(1) El
juicio ocurre en un instante aislado, localizado donde se prefiera del inicio,
medio o final de la PV. Esto implica que
incluso si mantenemos nuestra mayor atención a lo largo de la PV, debemos tener
una solitaria isla de pensamiento rodeada por un habla mecánica. Sin mayor argumento, Geach descarta esta
alternativa.
(2) Podemos
tratar de resolver el problema llenando todo el lapso con pensamientos instantáneos. Pero, ya que son instantáneos, durante
cualquier PV debe tener lugar un número infinito de pensamientos. Geach considera esto patentemente falso y,
sin mayor argumento, descarta esta alternativa.
(3) Para
evitar mecanicismos e infinitudes, digamos que el juicio instantáneo emerge de
tiempo en tiempo “para mantener la proferencia en la dirección correcta”. Geach ni siquiera se molesta en refutar esta
alternativa.
(4) ¿Por
qué no usar un intervalo como el tiempo del juicio? Pero la idea de un juicio que empieza a las
12:10am, dura por un rato y después cesa, es para Geach un sinsentido. Así pues, sin mayor argumento, Geach descarta
esta alternativa.
El análisis de Geach me parece
insatisfactorio en por lo menos tres respectos: Primero, la falta de
argumentación; burlarse no es refutar. Segundo,
es poco natural decir que ayer se realizó un acto mental que no puede ser
ubicado en el tiempo. Tercero, hay
teorías alternativas de la relación entre tiempo y eventos mentales que no son
consideradas. Por ejemplo, una teoría
cuántica del tiempo podría saturar el lapso de PV con una cantidad no infinita
de pensamientos mínimos, haciendo a (3) más atractiva.[xiv] Hamblin examina una posibilidad así de átomos
mentales en los que no ocurre ningún cambio: “si lo que cambia,
linguisticamente expresado, es el valor de verdad de predicados temporales, es
difícil imaginar que los cambios sean otra cosa que discretos y espaciados”.[xv]
Ahora bien, incluso si fuéramos capaces
de indicar el tiempo del juicio dentro del lapso de la PV correspondiente,
tendríamos todavía que vérnoslas con el argumento de Kaplan. Si nuestras PVs no se traslapan, los juicios
correspondientes no pueden ser simultáneos; pero si queremos hablar de la
validez de un argumento Kaplan cree que necesitamos evaluar el valor de las
premisas y la conclusión al mismo tiempo (un supuesto digno de discusión).
Una versión más fuerte del argumento de
Kaplan podía ya encontrarse en Massey (1969).
En la versión de Massey no solamente es imposible tener ciertos juicios
verdaderos en las premisas al mismo tiempo que son verdaderos en las
conclusiones, sino que ni siquiera es posible tenerlos tanto en las premisas
como en la conclusión. Massey basa su
análisis en el famoso pasaje de Hans Reichenbach sobre palabras
instancia-reflexivas, es decir, “palabras que refieren a la instancia
correspondiente usada en un acto individual de habla o escritura”.[xvi] Por ejemplo, “ahora” significa lo mismo que
“el tiempo en que esta instancia es proferida”.
Pero, como notó Reichenbach, una instancia reflexiva no puede ser
repetida. Este “ahora” es diferente de
este “ahora”. En palabras de Massey,
una instancia de “Está lloviendo
(ahora)” no tiene como consecuencia a otra instancia de “Está lloviendo
(ahora)”, aunque todas las instancias de “Si está lloviendo (ahora), entonces
está lloviendo (ahora)” son presumiblemente tesis lógicas.[xvii]
No podemos realmente proferir la misma
oración indexada al tiempo en dos tiempos diferentes. La moraleja que Massey concluye es que el
precio de manejar instancias de proferencia de oraciones no eternas es quedar
reducido a tratar las relaciones lógicas sólo dentro de sistemas axiomáticos
independientes de un contexto. Por
supuesto, el hecho de que no podamos repetir la oración-instancia no significa
que no podamos expresar nuevamente la misma proposición con una
oración-instancia diferente. Pero
entonces el “ahora” no puede significar “este instante”.
Terminaremos esta sección mencionando
brevemente tres problemas que encara la propuesta de usar instantes:
(1) Llamemos
τ al
momento en el que α
cambia de tener la propiedad Φ a
no tener Φ. ¿Es verdad en τ que Φα o es verdad en τ que ~Φα?
Una de estas alternativas debe ser verdadera por tercio excluso, aunque
no ambas por no contradicción. Pero no
parece haber ninguna manera no arbitraria de responder la cuestión. Hay quienes han propuesto nuevos valores de
verdad para estos casos “en tránsito de la verdad a la falsedad” y “en tránsito
de la falsedad a la verdad”.[xviii]
(2) Una
semántica de instantes no parece responder al uso que damos de los verbos. Taylor interpreta a Aristóteles como
proponiendo una triple división: Verbos de estado como “es rojo” que pueden
aplicarse a un momento, verbos de movimiento como “construye” que sólo pueden
aplicarse a un periodo completo de tiempo, y verbos de energía como “se
ríe”. Una semántica de instantes no
sería adecuada para los dos últimos tipos de verbo.[xix]
(3) Aparentemente,
oraciones que involucran referencia explicita a intervalos de tiempo como “Juan
tocó el piano ayer durante una hora” no pueden ser analizadas apropiadamente
sin invocar intervalos.[xx] Este problema (y el anterior) indican la
necesidad de usar intervalos, así sea reconstruídos en términos de
instantes. Pero, si los vamos a usar,
¿por qué no quedarnos con ellos y olvidar a los instantes?
II
Después de ver los problemas con las
semánticas de instantes es tentador declarar sin más vencedoras a las
semánticas de intervalos. Pero la
adopción de semánticas de intervalos necesita también una defensa. Aunque la última cita de Tichy’ nos recuerda
que el uso diario se refiere a intervalos de tiempo, Tichy’ mismo nos advierte
que esto no prueba que algunas proposiciones obtengan valores de verdad en
intervalos y no simplemente en instantes.[xxi] El recurrir a intervalos tiene problemas
propios. Veremos cinco de ellos.
Un primer problema es el de la
intuitividad psicológica. La idea de
usar intervalos abiertos (sin sus puntos iniciales y terminales) es poco
atractiva. Pero la alternativa de
proponer periodos con comienzos y finales precisamente definidos suena tan
ideal y artificial como usar instantes. Después
de todo, tales comienzos y finales precisos serían puntos instantáneos, por lo
que poco habríamos avanzado.[xxii]
Otro problema es el de la selección de
intervalos para evaluar proposiciones. Supongamos
que John duerme exactamente de la 1 pm a las 4 pm. ¿Cuál es el intervalo relevante para juzgar
la verdad de “Juan durmió por dos horas”?
Según Richards,[xxiii]
seleccionamos implicitamente un intervalo.
Sin embargo, el intervalo de la 1 pm a las 2 pm es demasiado corto, el
de la 1 pm a las 4 pm es demasiado largo, y el de la 1 pm a las 3 pm no parece
tener prioridad sobre el de las 2 pm a las 4 pm.
Supongamos que escojo el periodo de las
12 am a las 6 pm. Juan durmió durante
ese periodo pero no todo el tiempo. ¿Cuál
es el valor de verdad de la proposición “Juan duerme” con respecto a ese
intervalo? Este es un tercer problema
que puede ser formulado así: ¿Es Φα verdadera en el intervalo I ssi Φα es verdadera en todo
subintervalo de I? Se dice en tal
caso que Φα es
“persistente” o “distributiva”. Röper
propone que tanto los estados (la luna es visible sobre la colina) como los
procesos (un juguete gira) son distributivos.[xxiv] Si la luna era visible y un juguete giraba
durante una representación al aire libre de Parsifal, entonces la luna era
visible y un juguete giraba en cualquier subintervalo correspondiente. Pero si una explosión ocurrió durante la representación
de Parsifal, no significa que ocurrió en cada subintervalo.
Supongamos ahora que Juan toca el piano
de manera intermitente todo el día y que cada periodo de tiempo en que lo toca
de manera consecutiva no es mayor de cinco minutos. ¿Puede ser verdad que “Juan tocó el piano por
una hora”? ¿Cuándo? Más aun, ¿cómo hemos de interpretar “(~Φα) en el intervalo I”? ¿Lo interpretaremos como “(~Φα) es verdad en cada
subintervalo de I” o como “~(Φα es
verdad en cada subintervalo de I)”? Humberstone
acepta ambas negaciones, llamándolas fuerte y débil respectivamente.[xxv] Desafortunadamente, cuando nos limitamos a
las oraciones distributivas, como hizo Humberstone, el uso de ambas negaciones
tiene la consecuencia desagradable de que la substitución de variables no
preserva validez.[xxvi] Por supuesto, el problema de Humberstone es
común a cualquiera que acepta un principio de la forma P Þ (τ)P (distributividad).[xxvii] Supongamos que si P es verdad en un intervalo
entonces es verdad en cada subintervalo.
Pero la fórmula ~(τ)P Þ (τ)~(τ)P es inválida porque P puede ser falsa
en algún subintervalo sin ser falsa en algún subintervalo de cada
subintervalo. Ya que la negación débil
es ~(τ)P,
tenemos una inválida substitución correcta de una fórmula válida. (Claro, ~(τ)P no se refiere al mismo tipo de
subintervalos en ambos lados del condicional.)
Un cuarto problema es la relación entre
tiempos pasados y gerundios. ¿Debemos
admitir la inferencia de “α
estaba haciendo Φ en
algún intervalo” a “en algún intervalo α hizo Φ”?
¿Cómo podría alguien estar haciendo algo sin hacerlo? Empero hay oraciones como “Napoleón estaba
perdiendo la batalla de Marengo al mediodía”.
Napoleón no perdió la batalla así como Coleridge no escribió el poema
sobre Kublai Khan que estaba escribiendo.
¿O es al revés? Según Taylor,
Coleridge no estaba escribiendo el poema porque no lo terminó.[xxviii] Dowty evita esta conclusión diciendo que
Coleridge estaba escribiendo el poema porque en otro mundo posible lo
terminó. El evento no se completó aquí,
pero fue completado en algún mundo posible y por ello podemos decir que α estaba haciendo φ.
Tichy’ arroja dudas sobre esta solución por lo problemático de la
identificación de eventos a través de mundos posibles. Supongamos que yo estaba dibujando un círculo
cuando un rayo me golpeó. Si el evento
es perfectamente duplicado en otro mundo posible debe incluír las mismas
condiciones atmosféricas, leyes causales, etc.
Tendríamos de nuevo un rayo y es difícil ver como podría yo terminar mi
dibujo. Así pues, Tichy’ propuso que lo
que encontramos en otros mundos posibles es el mismo comportamiento, no el
mismo evento exacto (especialmente, no el mismo golpe del rayo). Encuentro esta estrategia problemática porque
con este relajamiento en las condiciones ya no es claro cuál era mi
comportamiento. ¿Estaba en camino a
dibujar un círculo o veinte o los planos para el Museo Guggenheim? ¿Cuál es el mundo posible que hay que
escojer? Obviamente, aquí no ayudará
hablar sobre mi intención pues podría haber tratado de dibujar un círculo
cuadrado.
He dejado para el final el quinto y más
extraño problema, la tesis de que hay eventos instantáneos, a saber en la
física cuántica.[xxix] Admito que no tengo idea de lo que algunos
físicos quieren decir con eso.
III
Como hemos visto, hay problemas
importantes tanto para la semántica temporal en términos de instantes como para
la de intervalos. van Benthem, por
ejemplo, los considera complementarios.[xxx] De manera similar Taylor escribe que
Aperentemente debemos reconocer dos
tipos de tiempos pues los momentos temporales indivisibles se requiren
para cualquier teoría sofisticada del tiempo, mientras que por otro lado muchos
términos singulares aparentes (e.g., `El jueves en la tarde’) no se refieren a
momentos sino a periodos temporales más largos.[xxxi]
Por supuesto, hay maniobras técnicas
para reproducir en un tipo de sistema algunas características deseables del
otro. Por ejemplo, podemos reconstruír
los instantes como clases de equivalencia de pares de intervalos adyacentes:[xxxii] cada punto temporal sería la frontera entre
dos periodos, uno previo y otro posterior.
Estos periodos son arbitrariamente largos por lo que necesitamos una
clase de equivalencia que pone de realce lo que tienen en común: el instante
límite de todos esos pares.
Y si los intervalos pueden reconstruír los instantes, también los instantes pueden reproducir algunas de las funciones de los intervalos. Por ejemplo, supongamos que Φ es una oración de un lenguaje pragmático L y N es un operador de L. Entonces NΦ es verdad en un punto de referencia I bajo una interpretación A, ssi el par ordenado <I, {j| j ε DA & Φ es verdad en j bajo A}> está en RN.[xxxiii] Por ejemplo, PΦ es verdad en el tiempo I = ahora (bajo A) ssi I tiene la relación RP (P es el operador para Pasado) con el conjunto de tiempos en que Φ es verdad. Es fácil ver lo que RP debe ser: la relación de que I sea un número real mayor que alguna j, es decir, el tiempo “ahora” sea posterior a algún tiempo en el que Φ es verdad. Así pues, PΦ es verdad ahora ssi Φ es verdad en algún tiempo antes de ahora.
Es interesante notar que Montague no usó simplemente el cuantificador
existencial para decir que PΦ
es verdad en I ssi Φ es verdad en algún
j<i. La razón para hablar del {j| Φ es verdad en j} es
que Montague deseaba poder decir para alguna N que NΦ es
verdad en un instante no sólo por ser verdad en algún momento aislado sino en
un intervalo entero de tiempo. El
ejemplo que da, tomado de Scott, es el ante-copretérito: “Juan se estaba
retirando”; esta oración es verdad en I exactamente en el caso de que
haya un conjunto de tiempos en los cuales “Juan se retira” es verdad y tal
conjunto incluye un intervalo abierto del cual I es un miembro.
CONCLUSIONES
Parece posible aprovechar las ventajas
tanto de una semántica de instantes como de una de intervalos. Aunque esto puede significar también
compartir algunos de los problemas, hemos visto que los intervalos son
importantes incluso cuando la verdad es evaluada con relación a un instante,
como en el tratamiento que Montague da a los gerundios. Además, ser verdad en un instante no impide
que una proposición sea verdadera en un intervalo en el que otras proposiciones
son también verdaderas. Es decir, el
“tiempo del contexto” no tiene por que ser sólo un instante; puede ser también
el intervalo de tiempo completo. Con
respecto al problema de Bennett con el que empezamos, el “ahora”, el intervalo
puede ser todo el tiempo en que el argumento es formulado. El rechazo de Bennett a las proferencias se
basó en dar un status privilegiado a los instantes frente a los intervalos
pero, como hemos visto, ninguno de los dos tipos de semántica está
suficientemente libre de problemas como para ser un claro favorito.
ABSTRACT
When is a proposition true? It is common to expect an answer
of the form "at instant(s) x". In section I I present an
example of the consequences that such instantaneous semantics in tense logic
can have, and review some of the problems that have lead to the proposal of
using intervals, rather that instants, as the indices at which to evaluate propositions.
In the section II I present some of the problems with the intervals
themselves, and in section III I consider the possibilities of having
the best of both worlds. Due to the still tentative character of interval
semantics, I focus on the consideration of metatheoretical issues rather than
on the technical points of the particular systems of interval semantics so far
proposed.
[i]. Agradezco
al profesor Nino. B. Cocchiarella, a los participantes del Seminario de Lógica
y Ontología del IIF-UNAM, a Mario Gómez Torrente y a Raúl Orayen sus valiosos comentarios a versiones previas
de este artículo.
[ii]. Hay una importante
ambigüedad entre el tiempo en que un hecho ocurre y el tiempo en que es verdad
una proposición que lo describe. Espero poder
aplazar su consideración por el momento.
[iii]. “We wish to be able to
evaluate an arbitrary argument consisting of several premises and a conclusion.
We shall say that an argument is valid if for every interpretation and context
of that interpretation, if all the premises are true with respect to the
context, then the conclusion is true with respect to the context. But it makes
no sense to consider the premises and the conclusion as utterances because the
speaker could not be creating all of them at the time of the context.”
Michael Bennett,“Demonstratives and Indexicals
in Montague Grammar”. Synthese, 39(1978), pp.1‑80,p. 7.
[iv]. En el sentido de Richard Montague, “Pragmatics”, capítulo 3 de R. H.
Thomason (ed.), Formal Philosophy, Yale University Press, 1985, pp. 95‑118,
aunque no en otros sentidos.
[v]. "a point of
reference might naturally be chosen as an ordered pair consisting of a person
and a moment of time”, ibid., p.
98. En Richard Montague, “On The Nature Of Certain Philosophical Entities”
(capítulo 5 de Thomason, ob.cit., pp. 148‑187), p. 150, Montague acepta que los
eventos genéricos de larga duración como una campaña presidencial “deben ser
identificados con propiedades de intervalos, más que de momentos”, pero evita
su tratamiento.
[vi]. E.
g., en escritos como Richard Montague, “Pragmatics and Intensional Logic”
(capítulo 4 de R. H. Thomason, (ed.), Formal Philosophy: Selected Papers of
Richard Montague. Yale University Press, 1985, pp. 119‑147), p. 122.
[vii]. "intuitions that
there are past and future moments”, David
R. Dowty, Robert E. Wall y Stanley Peters, Introduction to Montague
Semantics, Reidel (1985), p. 12. Hay también el problema de la existencia de
individuos futuros y pasados. Los
individuos pasados han sido mejor tolerados en las teorías. Como dice Arthur
Prior, Past, Present and Future, Oxford University Press, 1978,
p. 171, “los muertos son
metafisicamente menos temibles que los aún no nacidos”.
[viii]. "the red book on my
desk... could not turn green temporarily and durationlessly at the stroke of
twelve, remaining red at all times earlier and later”, C. L. Hamblin,
“Starting and Stopping”, en Eugene Freeman y Wilfrid Sellars (eds.), Basic
Issues In The Philosophy Of Time, Illinois, Open Court, 1971, pp. 86‑101,
p. 90.
[ix]. Nino B. Cocchiarella, “Philosophical Perspectives on Quantification in
Tense and Modal Logic”, en D. Gabbay,
y F. Guenthner (eds.), Handbook of
Philosophical Logic Vol. II, Reidel (1984), pp. 309-353, p. 340.
[x]. "From an Aristotelian
point of view, the conception of time as composed of indivisible moments packed
closely together involves illicitly postulating an end‑state for an
incompleteable process (of interval subdivision)”. I. L. Humberstone, “Interval Semantics for Tense Logic: Some Remarks”. Journal
of Philosophical Logic, 8 (1979), pp. 171‑196, p. 171.
[xi]. Peter Geach, Mental Acts. Reino Unido, The Humanities Press, 1957.
[xii]. Encuentro aquí una analogía
con el conceptualismo de Cocchiarella: una PM o PV resulta de la saturación
mutua de un concepto referencial y uno predicable. Sin embargo, no se trata de tener uno de
ellos sin saturación y posteriormente proceder a saturarlo con el otro.
[xiii]. No
creo que la ausencia de una PM previa sea suficiente para probar la ausencia de
un juicio previo, pero nada de lo que sigue depende de esto, así es que lo
concederé por mor del argumento.
[xiv]. Es muy posible que haya tiempos
mínimos para el pensamiento humano, además de intervalos mínimos entre
pensamientos, por lo que el tiempo no se satura de hecho con pensamientos
sucesivos.
[xv]. "if what is changing,
linguistically expressed, is the truth‑value of temporal predicates, it
is difficult to imagine that changes are anything but discrete and spaced”,
Hamblin, ob. cit., p. 99. Nótese, por cierto, que Hamblin no rechaza la
divisibilidad al infinito del tiempo. Simplemente
postula que el número de cambios es
finito para cualquier periodo temporal.
[xvi]. "words which refer to the
corresponding token used in an individual act of speech or writing", Hans Reichenbach, Elements of Symbolic Logic. N.Y., Dover, 1980, p. 248.
Podemos reconocer por esta descripción a las palabras hoy día llamadas,
siguiendo a Peirce, “indexicales” o “deícticos”.
[xvii]. "a token of "It is
(now) raining" does not have another token of "It is (now)
raining" as a consequence, even though all tokens of "If it is (now)
raining, then it is (now) raining" are presumably logical theses”, Gerald J. Massey, “Tense Logic! Why Bother?” Noûs,
III, No. 1 (febrero 1969), pp. 17‑32, pp. 30‑31.
[xviii]. Véase John P. Burgess, “Basic Tense Logic” en D. Gabbay, y F. Guenthner (eds.), Handbook of
Philosophical Logic Vol. II, Reidel (1984), pp. 89‑133,
p. 127.
Hamblin ofrece la siguiente ilustración:"As the light comes on
in a dark room, the room is apparently in some third state that is neither
darkness nor nondarkness", Hamblin, ob.cit., p. 86.
[xix]. Barry
Taylor, “Tense and Continuity”. Linguistics and Philosophy, 1 (1977),
pp. 199‑220, p. 206.
[xx]. Véase Pavel
Tichy', “Do We Need Interval Semantics?” Linguistics and Philosophy, 8
(1985), pp. 263‑282, p.
263.
[xxi]. Véase Tichy’, ob. cit., p. 275.
[xxii]. Véase Burgess, ob. cit., p. 244 y John P.
Burgess, “Beyond Tense Logic”, Journal of Philosophical Logic, 13
(1984), pp. 235‑248, p.
125.
[xxiii]. Véase Tichy’, ob. cit., p. 265.
[xxiv]. Peter
Röper, “Intervals and Tenses”. Journal of Philosophical Logic, 9 (1980),
pp. 451‑469, p. 451.
[xxv]. Humberstone, ob. cit., p. 173.
[xxvi]. Röper, ob. cit., p. 468.
[xxvii]. Este problema ya había sido
notado; por ejemplo, en Hamblin, ob. cit., p.
98.
[xxviii]. Taylor, ob. cit., p. 210.
[xxix]. Burgess, “Basic...”, p. 125.
[xxx]. Véase Burgess, “Beyond...”,
p. 244.
[xxxi]. Taylor, ob. cit., p. 201.
[xxxii]. Véase Hamblin, ob. cit., p. 88 y Humberstone, ob. cit., p. 195.
[xxxiii]. Richard
Montague, “Pragmatics and Intensional Logic”, capítulo 4 de Thomason, ob. cit.,
pp. 119‑147, p. 125.