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Also (Q.V.) von den dem personalen Ich bewußtseinsmäßig als wirklich seiend "im Sinn liegenden" Dingen als solchen gehen "Reize" aus. Phänomenologisch sind die Dingeinheiten (die noematischen Einheiten) Ausgangspunkte von mehr oder minder "starken" Tendenzen. Schon als bewußte, aber 25noch nicht erfaßte (im Bewußtseinshintergrund vorschwebende) ziehen sie das Subjekt gegen sich hin, und bei hinreichender "Reizstärke" "folgt" das Ich dem Reiz, es "gibt nach" und wendet sich zu, es übt dann an ihnen explizierende, begreifende, theoretisch urteilende, wertende, praktische Tätigkeiten. Sie 30beschäftigen nun in ihrem Sein oder Wie-beschaffen-sein, ihrer Schönheit, Annehmlichkeit, Nützlichkeitsein Interesse, sie erregen sein Begehren sie zu genießen, mit ihnen zu spielen, sie als Mittel zu benützen, sie nach Zweckgedanken umzugestalten usw. Sie fungieren dann in immer neuer Stufe als Reize für sein 35Tun (oder, um das Negative nicht zu vergessen, für sein Leiden). Im übrigen kann das Motivationssubjekt den Reizen bald nachgeben, bald auch ihnen widerstehen --- alles phänomenologische Verhältnisse, die nur in der rein intentionalen Sphäre vorzufinden und zu beschreiben sind. In einem weitesten Sinn können wir die [190]personale oder Motivationseinstellung auch als die praktische bezeichnen: immerfort handelt es sich um das tätige oder leidende Ich, und zwar im eigentlichen innerlichen Sinn. |
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Así pues, (Q.V.) de las cosas que como realmente existentes el yo personal "trae en mientes" concientemente, como tales, parten "estímulos". Fenomenológicamente, las unidades-cosa (las unidades noemáticas) son puntos de partida de tendencias más o menos "fuertes". Ya como concientes, pero aún no captadas (rondando en el fondo de la conciencia), atraen al sujeto hacia sí, y si la "fuerza estimulante" es suficiente, el yo "sigue" el estímulo, "cede" y se vuelve; luego ejerce sobre ellas actividades explicitantes, conceptualizantes, teóricamente judicativas, valorativas, prácticas. Ahora las cosas, por su ser o su modo de estar hechas, por su belleza, su encanto, su utilidad, suscitan su interés, excitan su deseo de disfrutarlas, de jugar con ellas, de emplearlas como medios, de remodelarlas conforme a los propósitos que ha pensado, etc. Funcionan luego en niveles siempre nuevos como estímulos para su hacer (o, para no olvidar lo negativo, para su padecer). Por lo demás, el sujeto de la motivación puede tan pronto ceder a los estímulos, tan pronto resistirse a ellos ---todas éstas son relaciones fenomenológicas que solamente en la esfera puramente intencional pueden ser halladas y descritas. En un sentido amplísimo podemos[190] también designar la actitud personal o actitud de motivación como la actitud práctica: se trata siempre del yo que actúa o padece, y justo en el auténtico sentido interno. |