PW (H3) - Hua XXV 57
Soviel Wahrheit in dem soeben Geltendgemachten liegt (Q.V.), sowenig wir die Erhebung und Herzerquickung missen möchten, die uns alte und neue Philosophien darbieten, so muß auf der anderen Seite darauf bestanden werden, daß wir auch der Verantwortung eingedenk 5bleiben, die wir hinsichtlich der Menschheit haben. Um der Zeit willen dürfen wir die Ewigkeit nicht preisgeben, unsere Not zu lindern, dürfen wir nicht Not um Nöte unseren Nachkommen als ein schließlich unausrottbares Übel vererben. Die Not stammt hier von der Wissenschaft. Aber nur Wissenschaft kann die Not, die von 10Wissenschaft stammt, endgültig überwinden. Löst die skeptische Kritik der Naturalisten und Historizisten die echte objektive Gültigkeit in allen Sollensgebieten in Widersinn auf; hemmen unklare, unstimmige, obschon natürlich erwachsene Begriffe der Reflexion, hemmen infolge davon vieldeutige oder verkehrte Probleme ein 15Verständnis der Wirklichkeit und die Möglichkeit vernünftiger Stellungnahme zu ihr; wird eine spezielle, aber für eine große Klasse von Wissenschaften erforderliche methodische Einstellung, gewohnheitsmäßig geübt, zur Unfähigkeit, in andere Einstellungen überzugehen und hängen mit solchen Vorurteilen das Gemüt bedrängende 20Widersinnigkeiten der Weltauffassung zusammen --- so gibt es gegen diese und alle ähnlichen Übel nur ein Heilmittel: wissenschaftliche Kritik und dazu eine radikale, von unten anhebende, in sicheren Fundamenten gründende und nach strengster Methode fortschreitende Wissenschaft: die philosophische Wissenschaft, für die wir 25hier eintreten. Weltanschauungen können streiten, nur Wissenschaft kann entscheiden, und ihre Entscheidung trägt den Stempel Ewigkeit. |
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Por muy cierto que sea lo que acabamos de alegar (Q.V.), por poco que quisiéramos privarnos de la exaltación y del consuelo que nos ofrecen las filosofías antiguas y modernas, es preciso que por otro lado no perdamos de vista la responsabilidad que nos compromete ante la humanidad. En interés del presente no podemos sacrificar la eternidad; para satisfacer en cierto grado nuestras necesidades no podemos legar a las generaciones futuras nuestras dificultades intensificadas e inextirpables. En este caso el apremio proviene de la ciencia. Pero sólo la ciencia puede subsanar definitivamente el apremio que proviene de la ciencia. Si la crítica escéptica de los naturalistas y los historicistas convierte en absurdo la auténtica validez objetiva propia a todos los dominios del deber, si conceptos de la reflexión difusos y discordantes, aunque surgidos de un fondo natural, impiden la comprensión de la realidad y la posibilidad de una actitud racional frente a ella; si, a consecuencia de eso, problemas ambiguos o absurdos impiden esa misma comprensión; si una actitud metódica particular, aunque necesaria para un grupo importante de ciencias, se adopta rutinariamente impidiendo el tránsito a otras actitudes, y si a todos estos prejuicios se agregan otros absurdos sobre la interpretación del mundo, absurdos que /68/nos deprimen, contra esos males y contra todos los males parecidos, no queda sino un remedio: la crítica científica y además una ciencia radical que comience desde abajo, que se base sobre fundamentos seguros y progresos de acuerdo a métodos muy estrictos: la ciencia filosófica que propugnamos aquí. Las cosmovisiones pueden litigar; sólo la ciencia puede decidir y su fallo lleva el sello de la eternidad. |